La ciudad de México se fundó en 1325 en una isla sobre un lago. Esto quiere decir que gran parte de la historia de la ciudad sucedió en las orillas del lago, es decir, en lo que hoy en día es el extrarradio. La mayoría de los sitios arqueológicos están en la periferia urbana actual y la ciudad incluso está absorbiendo uno de los sitios más importantes de América, Teotihuacán, la ciudad de los dioses. Hay pirámides en Tenayuca, en la zona de Tlalnepantla, y el Cerro del Elefante en la zona de Ixtapaluca, así como otros sitios arqueológicos en el extrarradio. Tras la Conquista, se fundaron haciendas en las afueras y sus ruinas no son infrecuentes.
Revolución: Milpa Alta
Los milpaltenses parecen tener muchos más vínculos culturales con los habitantes de Morelos, con quienes comparten las montañas de Sierra Ajusco-Chichinautzin, que con los citadinos. Por eso no sorprende que Milpa Alta se uniera al ejército del sur encabezado por Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana. En 1914, Zapata sitió Milpa Alta y formó su ejército de avanzada para entrar al Valle de México.
No obstante, poco después retrocedió a Morelos, lo cual no era alternativa para los milpaltenses, quienes se habían sublevado por él y quedaron expuestos a la represión brutal de las fuerzas conservadores. Por esa razón, Milpa Alta aún tiene una relación ambigua con Zapata. Por una parte les enorgullece haberse levantado con él y por otra, se sienten un poco traicionados por su retirada y las consecuencias graves para la comunidad.
La tradición revolucionaría de la zona sigue vigente y la comunidad está orgullosa de los soldados de aquella época. En particular de que Che Guevara y Fidel Castro se hayan preparado para su incursión a Cuba en 1958 en el Rancho Santa Rosa, en las montañas detrás de Milpa Alta. No es coincidencia que el Subcomandante Marcos haya atravesado Milpa Alta en su caravana con destino a la ciudad de México.
Aunque en la ciudad se habla mucho de política, reforma y revolución, si uno considera la realidad de la organización revolucionaria, parece que nace en mayor medida entre los grupos rurales e indígenas, como Antorcha Campesina o los comuneros de Milpa Alta.
Haciendas: Xochimilco, Dolores Olmedo
Tras la Conquista, la economía mexicana giraba en torno de las haciendas, en esencia granjas extensas y amuralladas que mantenían a una comunidad de campesinos peones, una especie de fábrica agrícola posfeudal. Según la obra fundamental de Charles Gibson, The Aztecs under Spanish Rule, en los últimos años de la Colonia, había 160 haciendas en el Valle de México.
Si bien los pueblos indígenas del Valle se concentraban cerca de los lagos por ser fuentes de alimento y medios de transporte, las haciendas españolas se construían en las pendientes de los cerros y las montañas que rodean el valle. Las ruinas de dichas haciendas se encuentran en diversas zonas de la periferia, desde Tepetloaxtoc en Texcoco y Los Portales en Cuautiltán, a La Noria en Xochimilco. Las zonas alrededor de Chalco y Cuautitlán concentraban numerosas haciendas.
La Noria es una excepción puesto que en Xochimilco las haciendas eran escasas. El éxito agrícola de los métodos indígenas era demasiado rotundo como para arriesgar perderlo al transformarlo al sistema hacendario. Las capillas y jardines cercados extensos de estos edificios aún muestran lo bella que podía ser la buena vida para el que nacía en el sector correcto de la sociedad durante la colonia española.
Ahora La Noria es un museo dedicado a la obra de Diego Rivera y Frida Kahlo por el que se pasean pavorreales y perros xoloitzcuintle deambulan en los céspedes y senderos empedrados.
Cuajimalpa: Batalla del Monte de las Cruces
En 1810 se disputó una batalla importante en el marco de la guerra de Independencia contra España al otro lado de Cuajimalpa, en las montañas cubiertas de pinos que separan la ciudad de México de Toluca. El general revolucionario, sacerdote y líder del movimiento independentista, Miguel Hidalgo, y su compañero, Ignacio Allende, ganaron la batalla. Después de la victoria, el camino hacia la ciudad de México se extendía frente a ellos. Pese a la victoria, Hidalgo no logró tomar la capital, se retiró al norte y dejó a la población en espera de su liberación.
Más tarde, tanto Allende como Hidalgo morirían en la campaña independentista. Resulta irónico que Agustín Iturbide, uno de los capitanes que peleó con la corona española durante la batalla del Monte de las Cruces, se convertiría en el primer líder del México independiente en 1824.
Iturbide era un conservador que no tardó en declararse emperador de México. En retrospectiva, uno se pregunta cómo habría sido la historia de México y América Latina si Allende e Hidalgo, los líderes progresistas de la independencia, hubieran tomado la capital en 1810.
Hubiera sido un momento de independencia popular más auténtico que el que se suscitó cuando un “títere” conservador se convirtió en emperador mientras Francia regía España. Parece que desde entonces, México nunca recuperó su rumbo ideológico.
Los lagos: Texcoco
Alguna vez este lago fue uno de los cinco más grandes del Valle de México. Los restos humanos más antiguos en el Valle se encontraron en el Cerro del Elefante, cerca del lago de Chalco. Datan de hace 11,000 años y ofrecen una interpretación controvertida a la teoría de colonización de América por tierra, por el estrecho de Bering.
Al mismo tiempo, el Valle de México estuvo poblado por mamuts y felinos dientes de sable. Aves migratorias cubrían las aguas y abundaban los peces. El valle era un paraíso entre los volcanes humeantes. Los primeros asentamientos que surgieron en torno al lago entre 1,800 y 1,200 a.C. fueron Tlatilco en Naucalpan, Ticomán en Tlanepantla, debajo de Sierra de Guadalupe, y Cuicuilco en Tlalpan.
Además de la abundancia natural del lago, el uso de embarcaciones supuso una ventaja fundamental para las comunidades ribereñas, pues no había bestias de carga para transportar bultos pesados hacia el Nuevo Mundo. Ciudades importantes florecieron y sucumbieron en torno a los lagos. La más importante fue México Tenochtitlán, la ciudad islote de los mexicas fundada en 1325, progenitora de la ciudad de México.
En esta cuenca, las inundaciones eran una amenaza constante, el agua no tenía salida, pero los gobiernos coloniales y poscoloniales se encargaron de secar los lagos. La concepción de una capital urbana moderna terminó con los lagos en cuanto desarrollistas e ingenieros emprendieron el proyecto de drenar el Valle por completo en el siglo xix y con ello acabaron con una de las grandes maravillas del mundo.
El megaproyecto: Acueducto de los Remedios, Naucalpan
Uno de los vestigios arqueológicos coloniales más impresionantes en la periferia es el Acueducto de los Remedios, el cual desemboca en el santuario de la Virgen de los Remedios, en Naucalpan. Atraviesa un valle suspendido en enormes arcos de piedra de 16 metros de altura y 500 de extensión. Se construyó en el siglo xviii. Aunque su importancia histórica no es tan grande, es irónico que nunca se utilizó.
Es quizá uno de los mayores misterios de la ciudad de México, los esfuerzos inmensos de las autoridades y sus efectos nulos. Hay zanjas que no se conectan con nada, puentes peatonales a medio construir cruzan avenidas transitadas, pilas de tuberías de desagüe hechas de concreto se pudren en campos sin utilizar. El extrarradio de la ciudad está lleno de estos vestigios.
Mientras tanto, las familias caminan por los arcos de los acueductos, desafiando el vértigo para llegar a la colonia del otro lado del santuario de Los Remedios, se trata de un puente peatonal hermoso que cruza el cielo.